🎂 Una Barbie, papi: video chiste donde estallan los roles de género

 

Niño pide una Barbie en su cumpleaños y sorprende a su padre

Los cumpleaños infantiles son, por lo general, pequeñas coreografías de lo predecible. Globos, torta, el payasito que nunca llega a tiempo… y regalos tan esperados como un spoiler en redes sociales. Pero de vez en cuando, en ese teatro de lo tierno, se cuela una escena digna de Fellini en chancletas. Y ahí es donde entra este video chiste con giro explosivo: una joya breve del humor cubano donde el verdadero regalo no es una muñeca, sino el cortocircuito cultural que provoca.

Todo arranca como Dios y la tradición mandan: padre amoroso (aunque algo oxidado en ideas) se acerca al pequeño cumpleañero con esa mezcla de ilusión y temor que uno tiene al revisar el estado de cuenta después de un viaje. Le pregunta qué quiere como regalo. Espera escuchar lo de siempre: un carrito, una pistola de agua, tal vez una consola con más botones que un ascensor japonés.

Pero no.

El niño suelta, con la naturalidad de quien pide un vaso de agua:

—“Una Barbie, papi.”

Y ahí se le derrite el sistema operativo al hombre.

¿Genial? Más bien una hecatombe con moño rosado.

Porque, claro, este padre no ha sido actualizado desde la versión 1987. Todavía cree que los juguetes tienen género, que los colores definen carácter, y que una muñeca es, poco menos, que un agente del caos hormonal.

Entonces intenta enderezar el rumbo, como capitán que niega el iceberg aunque ya tenga agua en los tobillos:

—“Algo de hierro, que eche humo, que sea de machos” —dice, con la solemnidad de quien narra una batalla épica... de masculinidad frágil.

Pero el niño, lejos de achicarse, se pone creativo. Y la respuesta es tan inesperada como deliciosa.

¿Qué pide? Ah, no. Esa sorpresa no te la quito. No soy tan cruel como para arruinarte el final de esta tragicomedia moderna.

De la inocencia al desmadre, con una sonrisa de fondo

Lo brillante de este video no es solo el remate —que lo es, y de qué manera— sino la tensión entre generaciones, entre moldes que ya no encajan y nuevas formas de ser que, como los niños, no piden permiso para existir.

Aquí hay comedia, sí. Pero también hay algo profundamente humano: el desajuste entre lo que esperamos y lo que recibimos. Como cuando uno pide un Tamagotchi y le cae un reloj Casio. Funcionan con pila, sí, pero uno solo mide el tiempo; el otro, la ilusión.

Humor sin efectos especiales (ni permisos)

Este chiste tiene lo que hace falta: ritmo, timing, y esa picardía caribeña que no necesita luces de estudio ni guiones con pretensiones. Solo una escena cotidiana, una frase fuera de libreto y una carcajada que brota como risa contenida en misa.

Y mientras algunos verán “solo” un chiste, otros reconocerán un pequeño espejo de nuestras contradicciones: el niño que pide sin filtros, el padre que se revuelve en sus prejuicios, y un final que —aunque breve— sacude más que muchos discursos progresistas de salón.

Mira el video… pero prepárate

⚠️ No te vamos a contar el final. Eso sería como soltar quién se muere en la novela del lunes antes de que empiece. Pero sí te advertimos: vas a reír, quizá pensar, y con suerte, te vas a permitir cuestionar qué diablos significa “un regalo de hombre” en el siglo XXI.

📺 Haz clic aquí y disfruta de este minuto de humor sin filtros:




Redacción: TropiRisa


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